REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA
Percepción de riesgo de Síndrome Urémico Hemolítico
Broglio, A1¸2; Graciano, L3; Sanin, M1; Blanco Crivelli, X1; Cundon ,C1; Bonino, MP1; Montalvo, F4;Degregorio, O3; Berra, Y2, 3; Bentancor, A1
1
Universidad de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Veterinarias, Centro de Estudios Transdisciplinarios de Epidemiología,
Cátedra de Microbiología.
2
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.
3
Universidad de Buenos Aires, Facultad
de Ciencias Veterinarias, Centro de Estudios Transdisciplinarios de Epidemiología, Cátedra de Salud Pública.
4
Universidad
de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Veterinarias, Centro de Estudios Transdisciplinarios de Epidemiología, Cátedra de
Parasitología y Enfermedades Parasitarias
Recibido: 15/07/2021
Aceptado: 05/11/2021
Correspondencia e-mail: Adriana Bentancor aben@fvet.uba.ar
Resumen
Dentro de las zoonosis de transmisión alimentaria, se destaca Escherichia coli productor de toxina Shiga debido a su impacto en salud. Esta bacteria cuyos principales reservorios son los rumiantes, llegan al hospedero susceptible mediante la contaminación de sus carnes, durante su procesamiento, transporte, comercialización y consumo. Afecta generalmente niños menores de 5 años, ocasionando desde diarreas hasta Síndrome Urémico Hemolítico (SUH) en muchos casos con necesidad de trasplante renal. Esta enfermedad es endémica en Argentina. Como parte de los estudios de exposición a factores de riesgo en esta enfermedad, hemos estudiado la percepción de riesgo de las personas en diversos contextos. Para ello desarrollamos y validamos un modelo de encuesta de conocimientos, actitudes y prácticas dirigida a personas adultas. Este instrumento fue aplicado en Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Tierra del Fuego y Exaltación de la Cruz. Los estudios ponen de manifiesto la influencia de factores culturales-creencias en la percepción del riesgo subjetiva (individual) y la labilidad de las acciones comunicacionales aisladas en comparación a la percepción de riesgo real y colectivo. Se discute la influencia de los modelos de intervención basados en campañas o programas de promoción de salud.
Palabras clave: : : enfermedad transmitida por alimentos, Escherichia coli productor de toxina Shiga, percepción de riesgo
Risk perception of Hemolytic Uremic Syndrome
Summary
Among the foodborne zoonoses, Shiga toxin-producing Escherichia coli stands out due to its impact on health. This microorganism, whose main reservoirs are ruminants, reaches the susceptible host through the contamination of meat, its processing, transport, trade and consumption. It generally affects children younger than 5 years, causing variable clinical manifestations ranging from diarrhea to Hemolytic Uremic Syndrome (HUS), in which many cases required kidney transplantation. This disease is endemic in Argentina. As part of the studies of exposure to risk factors in this disease, we have studied the perception of risk of people in various contexts. To do this, we developed and validated a survey model of knowledge, attitudes and practices aimed at adults. This survey was applied in the Autonomous City of Buenos Aires, Tierra del Fuego and Exaltación de la Cruz. Studies show the influence of cultural-belief factors on the perception of subjective risk (individual) and the weakness of isolated communicative actions compared to the perception of real and collective risk. The influence of intervention models based on health promotion campaigns or programs is discussed.
Key words: foodborne illness, Shiga toxin-producing Escherichia coli, risk perception
INTRODUCCIÓN
Síndrome Urémico Hemolítico: la triada epidemiológica
Escherichia coli shigatoxigénico (STEC), es
un patotipo de E. coli zoonótico que puede causar
tanto cuadros asintomáticos, como de diarrea
leve, severa, y Síndrome Urémico Hemolítico
(SUH), pudiendo ocasionar la muerte del
paciente70. El SUH afecta principalmente a niños
menores de 5 años y se caracteriza por anemia
hemolítica microangiopática, trombocitopenia
e insuficiencia renal aguda51. En la Argentina, el
SUH descripto por Gianatonio (1973)33 registra
un promedio de 400 casos por año en su mayoría
como casos individuales58 que son notificados a
través del Sistema Nacional de Vigilancia de la
Salud (SNVS), en forma obligatoria, inmediata
e individualizada. La tasa de notificación de
SUH fluctúa levemente en la serie temporal, en
el año 2009 fue de 12/100.000 niños menores
de 5 años48, y en la actualidad se mantiene en
10/100.00049. En nuestro país, la enfermedad
determina la primera causa de insuficiencia renal
aguda pediátrica y la segunda de insuficiencia
renal crónica, ocasionando 20 % de los trasplantes
renales pediátricos, mientras que los trasplantes
renales en adultos suelen asociarse a un episodio
de SUH en su infancia. La mortalidad alcanza
el 5 %28. Dado el impacto de esta enfermedad
el conocimiento de los factores de riesgo y las
medidas preventivas son indispensables57.
Se reconoce que la principal vía
de transmisión es la fecal-oral, asociada a
contaminación de alimentos. La OMS clasifica esta
enfermedad como Enfermedad de Transmisión
Alimentaria (ETA), caracterizada por una baja
carga infectiva (< 100 bacterias/gramo)70. Más de
100 serotipos con el mismo potencial patógeno
han sido aislados de casos clínicos50. La carne se
asocia como fuente de infección en el 50 % de
los casos47, 57. La relación entre la contaminación
urbana y rural está claramente señalada a través de
la cadena productiva “de la granja al plato” con un
incremento en la carga bacteriana, desde la playa
de faena donde se produce la contaminación de la
canal, a la contaminación en boca de expendio1, 24.
La problemática del SUH engloba muchas
variables, que conjugan elementos involucrados
en la interfaz humano-animal-ambiente. Los
estudios de prevalencia en el ganado no permiten
explicar las diferencias epidemiológicas que se
observan en nuestro país: la alta incidencia de
casos de SUH y la presentación endémica de la
enfermedad con la existencia de brotes difusos,
que involucran uno o pocos casos clínicos en
cada evento; características que no se observan
en los casos reportados en otros países. En
particular, al considerar que la prevalencia local
de STEC en el ganado es acorde a la registrada
mundialmente, donde la tasa de incidencia de SUH
es significativamente menor.
Las medidas sanitarias a nivel de playas
de faena, la bioseguridad en los puntos críticos de
contaminación de la carne y las que se producen
post sacrificio, reducen la contaminación de
carcasas con STEC, sin embargo, no alcanzan
para ofrecer una excelente inocuidad y calidad
alimentaria y proteger la salud humana41.
En consecuencia, métodos que reduzcan las
poblaciones de STEC O157:H7 y STEC no-O157
en las granjas y en los animales per se, antes de
que entren a la cadena de alimentos tienen un
gran potencial para reducir la enfermedad en
humanos43. En Estados Unidos, se recomienda
a las plantas de sacrificio y las procesadoras de
carne, que reciban ganado de productores que
documenten uno o más manejos pre-faenado que
tiendan a disminuir la carga fecal de STEC64.
Hasta el momento, se han ejecutado acciones
tendientes a disminuir la prevalencia de STEC en el
bovino, incluyendo probióticos, bacteriófagos, dieta,
manejo y/o vacunación23, 64, 67, 71. Se ha demostrado
que cepas del género Lactobacillus spp. presentan
antagonismo frente a STEC y diversos probióticos
que contienen cepas de este microorganismo son
actualmente comercializadas10, 71. A su vez, se están
desarrollando probióticos promisorios basados en
E. coli apatógeno25.
Dada la variedad de cepas STEC de impacto
clínico y la frecuente emergencia de nuevos
serotipos patógenos, los avances promisorios en
el control sobre el bovino71 no cubren la totalidad
de los potenciales patógenos. Asociado a ello la
contaminación ambiental suma riesgos no solo
vía el alimento, sino en el agua de drenaje de los
sistemas productivos intensivos como el feedlot64.
Por ello se debe considerar utilizar varias medidas
combinadas a fin de lograr disminuir la prevalencia
de STEC en el ganado.
Factores de riesgo
Están bien definidas las conductas de
riesgo para la salud: alimentarias, consumo de
drogas, actividad y descanso, hábitos personales,
entre otros17. Entre los análisis se encuentra el
estudio de la percepción del riesgo. La percepción
de riesgo incluye en forma parcial el juicio
subjetivo de la mayoría de las personas que creen
estar menos expuestos a situaciones de riesgo
respecto al promedio de la población en similares
circunstancias. Varios procesos se incluyen en este
sesgo, incluyendo cognitivos y motivacionales30.
Las deficientes prácticas de manufactura,
incluso en el hogar, tienen un rol importante en
esta enfermedad y otras ETA39. La contaminación
cruzada puede generarse por utensilios de
cocina62, dentro de la heladera y freezer/
congelador, esponjas o trapos de cocina36,
recipientes y contenedores de alimentos (bolsas),
durante el transporte de alimentos al hogar o
establecimiento elaborador e incluso las manos
de quien manipula los alimentos16, 72.
Cada grupo social selecciona
(inadvertidamente) los riesgos que considera temer,
con la finalidad de dar coherencia a su forma de
vivir y a sus propios valores e ignora el resto de los
posibles riesgos que pueden ser relevantes para
otros grupos sociales68. La percepción de riesgo
varía en cada uno de los contextos y subsistemas
que forman parte del gran sistema social. Su
relevamiento es de interés para confirmar si
se circunscribe en algunos espacios-población
específicos o abarca toda la población y si depende
o no del conocimiento, sobre el cual podría
modificarse mediante el sistema educativo18.
Estudios de percepción de riesgo en SUH
El riesgo percibido, también llamado probabilidad
percibida, verosimilitud, susceptibilidad, o
vulnerabilidad, es una construcción central en
la mayoría de las teorías del comportamiento de
salud. Esta construcción normalmente se evalúa
mediante un cuestionario con preguntas acerca
de probabilidades de enfermar11.
Los cuestionarios utilizados para
establecer escalas de comportamiento y
conocimiento, así como las variables que evalúan
la percepción del riesgo y las experiencias
culinarias han sido aplicadas en diversos estudios.
Por ejemplo, Bearth y col. (2014)4
analizaron la
percepción de riesgo en el consumo de aves de
corral relacionada a campilobacteriosis. A pesar
del alto nivel general de conocimiento sobre las
bacterias patógenas en las aves de corral y las
medidas de mitigación, se informaron errores de
seguridad alimentaria respecto a la contaminación
cruzada. Según las variables sociodemográficas y
sociopsicológicas se establecieron tres grupos de
consumidores diferentes: aquellos que cocinaban
sin seguridad alimentaria en general, los de
seguridad intermedia (con algún error respecto a
la seguridad) y seguros, con pequeños errores de
seguridad alimentaria4
.
Las teorías del comportamiento de salud
coinciden en que una alta percepción de riesgo
respecto a un daño motiva a las personas para
implementar comportamientos de protección
o medidas para reducir dicho riesgo20, 63, 69. El
efecto esperado: “aumento de la percepción
del riesgo en las personas para incrementar las
medidas preventivas” depende de los vínculos
entre percepción y comportamiento del riesgo, la
medición y la interpretación de los datos66. Por ello,
evaluar las asociaciones entre las percepciones
de riesgo y los comportamientos de protección
tiene relevancia práctica15. La relación entre la
percepción de riego y la percepción de control
es realmente compleja. Se ha demostrado que la
idea de riesgo es elaborada de modo desigual al
interior de cada grupo social. La noción de riesgo
se presenta siempre atravesada por la dimensión
sociocultural. Independientemente de si se trata
de desastres naturales, epidemias o accidentes
viales, las ideas comúnmente asociadas al riesgo no
suelen ser comparables en términos “objetivos”,
dado que siempre enfatizan en algunos aspectos
de “lo peligroso” mientras que ignoran otros21.
Las complejas relaciones entre el riesgo
percibido y el comportamiento requieren cuidado
en la formulación de preguntas de riesgo, la
elección del diseño del estudio y la selección de
procedimientos estadísticos11. Combinando datos
sobre el conocimiento, las prácticas y actitudes
informadas se puede lograr una profunda
comprensión acumulativa de múltiples niveles
del comportamiento y conocimiento en seguridad
alimentaria de los consumidores26.
En sentido estricto, el riesgo se
configura a partir de la información y de las
experiencias acumuladas en forma individual.
Las deficientes prácticas de manufactura
e higiene del manipulador de alimentos se
deben a hábitos y costumbres realizados en
forma cotidiana, ocasionados por fallas en su
percepción del riesgo. Por ello, la percepción de
riesgo va aumentando significativamente con
la edad. Sin embargo, ha quedado demostrado
que este aumento de la percepción comienza a
decrecer en adultos mayores26. Los bajos niveles
de percepción de riesgo se correlacionaron
con altos niveles de control. Los consumidores
adultos mayores expresaron percepciones
de invulnerabilidad, sesgo optimista y la
ilusión de control con respecto a la seguridad
alimentaria. Estas percepciones pueden socavar
los intentos de proporcionar educación sobre la
seguridad alimentaria, los mensajes para esta
audiencia deben adaptarse para superar tales
percepciones27. Se reconocen dos perspectivas de
riesgo, el subjetivo y el colectivo, constituyendo
este último el que asume unitariamente una
comunidad17, 32. Este fenómeno es evidenciable
en diversas poblaciones que cuentan con
idiosincrasias características que los nuclea.
En Argentina se observan numerosas
comunidades que mantienen sus tradiciones
incluso en aspectos culinarios que deberían
considerarse en los estudios que incluyen ETA.
Parra y col. (2014)54 analizaron el conocimiento,
la percepción del riesgo de seguridad alimentaria
y los factores asociados con las prácticas de
seguridad alimentaria en el hogar entre los
mexicano-estadounidenses e identificaron que la
mayoría de los participantes no descongelaron
correctamente y no manipularon las sobras
de manera segura. Aunque los participantes
informaron buenas prácticas de higiene en el uso de
utensilios al cocinar, parecía haber una conciencia
limitada de los peligros de la contaminación
cruzada al manipular carnes y productos crudos,
y manipulación de carnes cocidas. El estudio
demostró diferencias en la percepción del riesgo
de algunas prácticas asociadas a la seguridad
alimentaria según el origen de las personas54.
También se detalla el efecto particular de
anuncios específicos de etnias en las actitudes del
consumidor, utilizando modelos que retrataban
los estereotipos de tres grupos étnicos específicos
generando información dirigida a cada uno de
ellos, étnico específico que retrataba la propia
etnia, étnico diferente y multiétnico. Se detectó que
aquella información generada específicamente
para cada etnia era más eficiente5
.
Se ha indagado el efecto de la publicidad
en prácticas alimentarias, considerando la misma
un modelo de comunicación y difusión, y la
variación obtenida en las percepciones de riesgo
de las madres de la región Metropolitana de
Buenos Aires según su nivel educativo18. A su vez
Castronuovo y col. (2016)18 proponen la necesidad
de diferenciar el efecto de las percepciones en
otros modelos urbanos más pequeños que podrían
simular situaciones poblacionales del interior del
país. Cediel y col. (2012)19 señalan que es probable
que la percepción del riesgo varíe entre diferentes
países, dependiendo de la información que es
comunicada en ella y su discusión, validando
en cada sociedad según las normas culturales
que se perciben como importantes, las técnicas
y oportunidades legales de control de riesgo y
regulación19. Sjoberg (2000)60 hipotetiza que
la percepción del riesgo está influenciada por
la cultura, el medio ambiente y el gobierno60. Se
reconoce que las actitudes del público juegan
un papel importante para una implementación
exitosa de prevención, control y medidas de
gestión40. Los cambios de comportamiento
son difíciles de inducir y mantener, incluso en
situaciones en las que las intervenciones se
basan en pruebas, son prácticas, asequibles
y aceptables45. Las diferencias entre grupos
según su origen geográfico deben considerarse
al proporcionar el material educativo sobre las
medidas de prevención19.
Síndrome Urémico Hemolítico:
un abordaje sanitario holístico
Numerosas medidas se han desarrollado
con vistas a disminuir la casuística de SUH.
Campañas provinciales y nacionales han llegado
a la población haciendo eje en las 5 claves de
inocuidad2, 3, 35, 54, 56. Estas campañas han tenido
una gran difusión a través de los medios de
comunicación, a ello se sumó el trabajo de
diversas ONG en Argentina, tales como LUSUH
(Asociación de Lucha Contra el Síndrome Urémico
Hemolítico), Fundación CANI (Fundación Cultura
Alimentaria para una Nutrición Inteligente)
APRESUH (Asociación para la Prevención del
Síndrome Urémico Hemolítico), Fundación Ciro de
Santadina; todas ellas colaboraron en la difusión
de la problemática y medidas preventivas a la
comunidad. Las campañas generadas, desde
diversas organizaciones, pone en evidencia el
impacto que tiene la enfermedad en la población y
genera un alerta para la comunidad, sin embargo
su efecto cesa con el tiempo. Se ha analizado en
Estados Unidos de América, durante un período
de 22 años, el efecto directo de mejoras en las
prácticas de manipulación de alimentos en el hogar,
asociado al aumento de cobertura de la seguridad
alimentaria por los medios de comunicación. A
su vez, se registró que al declinar el mensaje en
los medios de comunicación disminuyeron las
prácticas de manipulación de alimentos seguras
en el hogar9
. El efecto deletéreo de las campañas
comunicacionales para diversas problemáticas y
en particular referidas a riesgos alimenticios ha
sido analizado con diversos enfoques. El efecto
logrado mediante los medios de comunicación
solo es efectivo cuando la situación es sumamente
nueva o dramática. Ejemplo de esta situación
queda demostrado por SARS-COVID-19. La
exposición de los medios sociales a la información
de dicho patógeno influye en la adopción de
actitudes y comportamientos preventivos a través
de la configuración de la percepción del riesgo73.
La misma ha sido potenciada por el sentimiento de
angustia en los grupos de riesgo38, 52. La percepción
del riesgo de SARS-COVID-19 en los estudiantes
universitarios, ha influido en los patrones de
actividad física, psicológica y de conducta. Los
resultados indicaron que las mujeres presentaron
una mayor percepción de peligro para este virus
que los hombres59. Sin embargo, en la pandemia
SARS-COVID-19, varios estudios preliminares han
puesto de manifiesto un retraso en la percepción
del riesgo por parte de los individuos, lo que
potencialmente frenó la implementación de las
medidas cautelares necesarias: las personas
subestimaron los riesgos asociados al virus, y en
consecuencia, la importancia de cumplir con las
pautas sanitarias9
.
Por fuera de las situaciones dramáticas
o emergentes que afectan e involucran a la
sociedad en conjunto, como las pandemias, los
conocimientos, actitudes y la percepción de riesgo
de ETA tienen un abordaje complejo.
En la preparación de alimentos hogareños
se observó que, aunque el conocimiento general
es correcto, se producen prácticas de riesgo por
desconocer algunos puntos críticos. Se ha postulado
que los errores se deben en su mayoría a la falta de
atención y vigilancia asociado a prácticas usuales
con las que el usuario se siente habituado, no a
falta de conocimiento. Ello se fundamenta en que
las personas de menor nivel educativo y que no son
los manipuladores frecuentes de alimentos en el
hogar perciben los riesgos en forma más estricta y
respetan con mayor eficiencia las prácticas seguras
respecto a quienes realizan las tareas en forma
habitual, aunque su nivel educativo sea mayor29.
Los estudios epidemiológicos identificaron
una serie de medidas útiles para prevenir la posible
exposición humana a las infecciones por STEC
transmitidas por los alimentos. Estos incluyen la
cocción completa de la carne (particularmente la
carne molida), evitar la contaminación cruzada
durante la preparación de los alimentos, el acceso
a agua potable, el consumo de leche y jugos
pasteurizados, así como la educación pública
sobre la importancia de una buena higiene
personal y la limpieza de los utensilios que se
utilizan para ingerir alimentos6, 44. En función de
dichos resultados se evaluó el grado de exposición
a los factores de riesgo señalados en 883
preadolescentes en escuelas públicas de Buenos
Aires7
. Se incluyeron el consumo de hamburguesas,
la falta de higiene personal y la exposición a varios
tipos de agua potable y recreativa. El estudio
reveló la importancia de las medidas de higiene. El
lavado de manos en particular ha sido previamente
documentado en la prevención de enfermedades,
incluida la diarrea infantil aguda34. En Argentina, el
lavado de manos ha sido identificado como factor
protector de la infección por STEC57. Por lo tanto,
basado en la frecuencia y el tiempo de lavado de
manos se detectó que los escolares generalmente
practicaban lavarse las manos, aunque la mitad
de ellos lo realizaba antes de consumir alimentos
y sólo un tercio se lavaba las manos luego de ir al
baño7
. En España un estudio similar identificó que
sólo un cuarto de los estudiantes universitarios
que usualmente preparaban alimentos se lavaban
las manos con agua y jabón, pese a que el 98,6 %
reconocían la importancia del lavado de manos
antes y durante la preparación de alimentos31.
Los estudios locales mediante encuestas
telefónicas desarrollaron modelos de simulación
respecto a los riesgos de exposición a STEC61.
Por otro lado, considerando la contaminación
observada, a nivel de las bocas de expendio
minorista, se ha trabajado intensamente en los
puntos de riesgo educando al manipulador y
analizando las modificaciones en la contaminación
después de talleres de formación. Este esquema
de trabajo contribuyó a mejorar la calidad en la
manipulación de la carne vacuna, disminuyendo
los riesgos de contaminación utilizando la
recompensa como reconocimiento o promoción
del local en eventos locales en lugar de los modelos
punitorios42. Este enfoque pone en práctica un
modelo novedoso desde el fundamento observado
habitualmente para modificar actitudes, las cuales
se asocian a los efectos adversos o punitorios de
prácticas de riesgo65.
Las propuestas generadas permiten
disminuir la contaminación de los alimentos en
forma efectiva, sin embargo, no implica ausencia. La
presencia de E. coli está incluida en las normativas,
como el Código Alimentario Argentino, como límite
máximo lo cual expone en la cadena la llegada a la
población de cepas con potencialidad de riesgo,
que cobra importancia debido a la plasticidad del
genoma de E. coli y su comprobada ductilidad en
la incorporación de elementos genéticos móviles.
Debe recordarse que la toxina Shiga está codificada
en un fago y su transferencia mediada por procesos
de transducción37. Aunque se genere un riesgo
mínimo, la contaminación en trazas se convierte
en una amenaza a la salud, en particular se debe
considerar que se presenta un último eslabón,
el consumidor, que escapa a los mecanismos de
control que verifiquen que se están cumpliendo
con todas las herramientas para la obtención de un
producto seguro. Los manipuladores de alimentos
hogareños son alcanzados por los sistemas de
educación (considerando todos los niveles) y
son centro de las campañas de comunicación y
difusión. Un objetivo de la comunicación social es
movilizar la participación pública para lograr una
mejora, sin embargo, lograr y mantener cambios
de comportamiento duraderos en una comunidad
es una tarea difícil53. Mientras se pone en práctica
diversos métodos de prevención, la participación
activa de la comunidad es sumamente importante
para el éxito de estas actividades. La evaluación
continua es necesaria para lograr cambios
inmediatos y a largo plazo en el comportamiento
social y para aprovechar mejor los recursos
económicos invertidos en prevención22.
Percepción de riesgo de SUH: su análisis en diferentes contextos en Argentina
Desde 2010 se ha llevado a cabo un modelo de estudio de percepción de riesgo dirigido a establecer los puntos críticos en la prevención de SUH. El modelo incluye preguntas de conocimientos actitudes y percepciones (encuesta CAP) asociados a los factores de riesgo. Este modelo utilizando una escala Likert de cuatro puntos, fue validado y debió ser modificado en función de los diferentes contextos de estudio en base a las diferencias demográficas, sin embargo su estructura base permite establecer comparaciones entre ellas. Patil y col. (2005) señalaron que se pueden determinar diversos perfiles, y diferenciarse mediante encuestas55.
Ciudad de Buenos Aires
Su utilización en Ciudad de Buenos Aires se realizó basado en dos áreas definidas como de riesgo epidemiológico (área de 1 km de radio que contaba con la notificación de 6 casos de SUH en el transcurso de 3 años de estudio)8 o control (área de igual superficie con un solo caso notificado en el mismo período). Los resultados permitieron identificar diferencias entre áreas46. En el área control se detectó un mayor nivel educativo y una percepción adecuada de compra de carne molida a la vista, riesgo de contaminación cruzada en la mesada y dentro de la heladera, y hábitos de descongelado de carne e higiene de manos, a diferencia de los encuestados en el área de riesgo12.
Tierra del Fuego
Considerando el panorama nacional se observa que las tasas de SUH alcanzan los valores mayores en la región sur, destacándose la provincia de Tierra del Fuego (TDF)49. La percepción de riesgo de la comunidad de TDF se analizó mediante el relevamiento de conocimientos, actitudes y percepción de riego (encuesta CAP) de manipuladores de alimentos en las tres comunidades de la isla13. Se detectaron situaciones particulares en TDF considerando su clima la percepción de la cadena de frío en los alimentos es inadecuada, e incluye fallas en el 60 % de los encuestados respecto a la conservación de los alimentos cocidos. El 82 % de la población encuestada de TDF cree que la carne molida congelada no tiene riesgos y 48 % considera que la carne molida refrigerada no presenta riesgos. Cabe destacar que las temperaturas hogareñas, donde se almacenan y elaboran los alimentos son altas y constantes durante todo el año. Esto implica un mayor riesgo a la hora de realizar prácticas de manufactura hogareñas, pudiendo generar alteraciones en los alimentos y producir ETA.
Contexto Urbano-Rural
Los estudios previos en los centros urbanos diferenciados geográficamente permitieron identificar variables que puedan generarse en otras regiones del país, donde las poblaciones tienen centros urbanos más pequeños y una fuerte influencia de áreas rurales. En este sentido se iniciaron los estudios en una comunidad urbanorural en el cuarto cordón de la provincia de Buenos Aires (Exaltación de la Cruz) 14. El análisis dejó al descubierto riesgos evidentes sobre conocimientos, actitudes y prácticas diarias, especialmente en la zona rural. Se observó también que en estos contextos residían comunidades de un mismo origen que se habían asentado en forma cercana, que trabajaban quintas o huertas familiares para autoconsumo así como para comercialización. Se incluyen en estas comunidades factores propios como el agua de bebida, los cuales no tienen control municipal, ya que se trata de excavaciones propias.
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Ha quedado de manifiesto que la
construcción de la percepción del riesgo se basa
en conceptos individuales y responde a creencias
o costumbres étnicas para cada grupo social. Los
conocimientos de la problemática de las ETA
y SUH en particular no aseguran de por si una
modificación en la percepción de riesgo, y su
comunicación mediante campañas es eficiente
cuando se pondera como riesgo inminente, pero
su efecto es fugaz. La investigación en esta área
incluye controversias, conflictos y paradigmas.
Eso es desafortunado al tener que hacer frente
a las exigencias particularmente rigurosas de
evaluar y mejorar las creencias sobre los riesgos
para la salud los cuales a menudo involucran
temas desconocidos y complejos. Las buenas
comunicaciones sobre riesgos pueden ayudar
a las personas a profundizar en el problema
antes de que el evento suceda. Las decisiones de
riesgo para la salud no son solo sobre procesos
cognitivos e información. Las emociones juegan
un papel, al igual que los procesos sociales. Sin
embargo, es importante que las personas puedan
revalorar sus acciones.
La identificación de los conocimientos,
actitudes y percepción de riesgo de las diferentes
comunidades contribuye a determinar los puntos
de riesgo críticos en cada entorno y focalizar e
intensificar trabajos preventivos sobre SUH, otras
ETA, buenas prácticas de manufactura (BPM) y
medidas higiénico-sanitarias.
No hay suficiente información aún
que permita identificar el efecto de establecer
criterios de cuidados y puntos críticos en factores
de riesgo de ETA y SUH incluidos en la educación
formal, abarcando de esta forma a los diversos
grupos sociales que componen la sociedad. Es
factible pensar que incorporar las pautas de
salud a este nivel pueda confrontar las prácticas
de las pequeñas comunidades a mediano plazo.
Actualmente se evalúa la importancia de trabajar
con la comunidad para adecuar la percepción del
riesgo sobre ETA en general y SUH en particular.
A diferencia de las campañas comunicacionales,
establecer un modelo de intervención educativa
en la escuela tanto a nivel primario y secundario,
abarcando en forma sostenida varias cohortes
podría permitir establecer si se observa un
impacto a corto y mediano plazo, en base a
investigaciones de base cualitativa, ya sea
mediante encuestas CAP, entrevistas o estudios
en grupos de referencia.
Los resultados podrían generar un
aporte significativo en la toma de decisión de
acciones de prevención de ETA, teniendo en
cuenta percepciones y valores de la comunidad
adecuadas según sus marcos sociales, expresados
en cómo perciben los riesgos de transmisión de
las enfermedades.
AGRADECIMIENTOS
El trabajo ha sido financiado parcialmente por UBACyT 20020150100159BA, PICT-2017-3360, UBACyT 20020190100320BA.
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